Nací en 1972 y todo iba bien hasta 1990. Durante ese verano algo cambió en mi cuerpo. Siempre había sido más bien moreno de piel, pero lo de ese verano era realmente exagerado. Pasé a ser casi de raza negra. Además de eso, me encontraba muy habitualmente en un estado de debilidad deprimente, me mareaba con frecuencia, y perdí el apetito. Llegué a pesar 55 kg (mido 1,75). Recuerdo que en mi primera visita al médico de cabecera lo oí murmurar entre dientes: “esto puede ser Addison”.
Como en aquellos tiempos no existía Internet, no pude indagar más sobre el asunto y no le di más importancia. Después le siguieron varias visitas al endocrino con sus correspondientes análisis, pero no fue hasta Abril de 1991, cuando recibí una llamada a casa, de una endocrina muy nerviosa indicando que debía ser ingresado inmediatamente. Al parecer, por fin, habían decidido realizar los análisis correctos y descubrieron el problema: Addison con Hipotiroidismo.
No llegaron a ingresarme, pero rápidamente empecé a tomar el tratamiento (20 Mg/día repartidos en dos tomas de Hidroaltesona, y un comprimido de Eutirox 150 de levotiroxina para el tiroides) y comencé a mejorar y a ganar peso. Desde entonces, he tenido pocas variaciones en el tratamiento (en 1993 me añadieron fludrocortisona 0,1 mg/día), y todo ha sido mejorar hasta alcanzar un nivel de vida totalmente normal.
Sólo hubo problemas en 1995 por culpa de una gripe. El endocrino olvidó advertirme que con fiebre alta debía aumentar las dosis de hidrocortisona.
Como alcancé los 40ºC durante 2 días seguidos, acabé perdiendo el conocimiento y entrando en crisis addisoniana. Afortunadamente tras el “chute” correspondiente en urgencias, reaccioné bien, y me recuperé en 2 días.
Y desde entonces, todo bien. El Addison y yo convivimos en armonía sin molestarnos el uno al otro. Tengo algunos días malos, sobre todo si hace mucho calor o estoy al sol demasiado rato, y sigo siendo muy moreno, aunque no tanto como al principio. También me acompaña un vitíligo desde hace unos 5 años. He sido padre recientemente, lo cual me ha tranquilizado mucho, porque tenía miedo de que la enfermedad afectara a mi fertilidad. Ahora, espero que tal y como me dicen los endocrinos, mi hija (7 meses) no herede esta enfermedad.
Espero que alguna de mis experiencias os sea de utilidad.
Un abrazo.
Palmerini.
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