La acromegalia es un desorden hormonal que resulta de una producción en exceso de la hormona del crecimiento (GH). La hormona del crecimiento, es producida por la glándula pituitaria, una pequeña glándula situada en la base del cerebro. Por lo general, su producción en exceso suele ser debido a un cáncer, normalmente benigno, en la pituitaria, llamado adenoma.
Suele diagnosticarse en la mediana edad, aunque los síntomas se pueden manifestar a cualquier edad. Si no es tratada, puede resultar en una enfermedad grave y causar muerte prematura.
La acromegalia es tratable en la mayoría de los pacientes, sin embargo, debido a que se trata de un proceso lento y difícil de diagnosticar, no suele detectarse de forma temprana.
Las consecuencias más graves de la acromegalia incluyen la diabetes de tipo 2, hipertensión arterial, aumento de riesgo de enfermedad cardiovascular y artritis. Además, estas personas pueden desarrollar pólipos en el colón, que podrían terminar siendo un cáncer si no son extraídos quirúrgicamente.
Cuando la hormona del crecimiento que produce un tumor tiene lugar en la infancia, la enfermedad resultante suele denominarse gigantismo en lugar de acromegalia.
El nombre de acromegalia indica uno de los síntomas más comunes, el crecimiento anormal de pies y manos. De forma gradual, los cambios en los huesos alteran la cara del paciente. El crecimiento de los huesos y de los cartílagos suele producir artritis, el síndrome del túnel carpiano, debilitamiento de las manos y agrandamiento de algunos órganos del cuerpo, incluido el corazón.
Otros síntomas de la acromegalia incluyen:
- Dolores articulares.
- Piel grasa.
- Agrandamiento de los labios, nariz y lengua.
- Voz profunda.
- Apnea del sueño.
- Sudoración excesiva.
- Cansancio y debilidad.
- Dolores de cabeza.
- Problemas de vision.
- Anormalidades en el ciclo menstrual.
- Disfunción eréctil en el hombre.
- Disminución de la libido.
Su causa suele ser una producción en exceso de la hormona del crecimiento por parte de la glándula pituitaria, lo que puede alterar la producción de otras hormonas. En un 95 por ciento, por culpa de un tumor benigno en la pituitaria. Si el tumor afecta parte de la pituitaria que controla la glándula suprarrenal, podría haber una disminución en la producción de cortisol, lo que puede provocar una pérdida de peso, mareo, cansancio, tensión arterial baja y náuseas. Si el tumor afecta la glándula del tiroides, podría causar una pérdida de peso, cansancio y cambios en el cabello y la piel.
Algunos tumores en la pituitaria producen demasiadas hormonas. Por ejemplo, pueden producir un nivel elevado de prolactina, la hormona que estimula las glándulas mamarias para producir leche.
Los especialistas deben verificar todas las hormonas de la pituitaria en las personas que padecen de acromegalia.
Raramente, la acromegalia se produce por un tumor no localizado en la glándula pituitaria, sino en el páncreas, pulmones, y en otras zonas del cerebro. Estos tumores también producen un exceso de la hormona del crecimiento. Cuando son extraídos quirúrgicamente, el nivel de GH suele disminuir y mejorar los síntomas de la acromegalia.
El especialista debe comprobar la ubicación exacta del tumor, pues la pituitaria podría estar aumentada y confundirse con el tumor.
Si se sospecha de acromegalia, el especialista comprobará el nivel de GH en sangre para verificar si se encuentra elevado. No obstante, una sola muestra de un nivel de GH elevado en sangre no es suficiente para diagnosticar acromegalia, ya que como la hormona del crecimiento se produce en impulsos, su concentración en sangre puede variar ampliamente de un minuto a otro. Una persona con acromegalia podría tener un nivel de GH normal en un momento determinado, mientras que una persona saludable podría tener un nivel de GH cinco veces mayor.
La información más fidedigna se obtiene cuando se mide la hormona del crecimiento en condiciones que normalmente suprimen la producción de GH.
Una vez diagnosticada la acromegalia, se lleva a cabo una resonancia magnética de la pituitaria (sin y con contraste) para detectar y ubicar el tumor que esté causando la sobreproducción de la hormona.
Si no se detecta ningún tumor en la glándula pituitaria, será necesario buscar un tumor fuera de la pituitaria. Este tipo de tumores pueden ser diagnosticados midiendo el GHRH en la sangre, así como mediante un escáner del lugar donde podría estar ubicado el tumor.
Con respecto al tratamiento, las opciones actualmente disponibles incluyen la extracción quirúrgica del tumor, terapia médica y radiación de la pituitaria.
Con el tratamiento se intenta reducir la producción en exceso de la hormona del crecimiento, aliviar la presión del creciente tumor en la pituitaria y que podría estar presionando zonas cercanas del cerebro, preservar la función pituitaria o tratar las deficiencias de hormonas, y mejorar los síntomas de acromegalia.
No existe un tratamiento estándar para las personas con acromegalia, sino que debe ser individualizado, en ocasiones combinado, dependiendo de las características del paciente, su edad, síntomas, y tamaño y ubicación del tumor.
Los investigadores siguen estudiando opciones para tratar las personas con acromegalia. Los estudios están determinando la seguridad y efectividad de los diferentes tipos de tratamientos existentes, dosis y combinación de hormonas, tanto antes como después de una cirugía. Otros estudios están evaluando los efectos del reemplazo hormonal con la hormona del crecimiento en los adultos con un historial de acromegalia y que ahora tienen una deficiencia de la hormona del crecimiento. En otros estudios se intenta identificar los genes que predisponen a algunas personas a desarrollar tumores endocrinos.
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